viernes, 21 de agosto de 2015

OSEAS. CAPÍTULO 14.

141Samaría pagará la culpa
de rebelarse contra su Dios:
los pasarán a cuchillo,
estrellarán a las criaturas,
abrirán en canal a las embarazadas.

Conversión (Jr 3,14-22)

2Conviértete, Israel, al Señor, tu Dios,
que tropezaste en tu culpa.
3Preparad vuestro discurso
y convertíos al Señor; decidle:
"Perdona del todo nuestra culpa;
acepta el don que te ofrecemos,
el fruto de nuestros labios.
4Asiria no nos salvará,
no montaremos a caballo;
no volveremos a llamar dios nuestro
a las obras de nuestras manos;
en ti encuentra compasión el huérfano".
5Curaré su apostasía,
los querré sin que lo merezcan,
mi cólera ya se ha apartado de ellos.
6Seré rocío para Israel:
florecerá como azucena
y arraigará como álamo:
7echará vástagos, tendrá la lozanía del olivo
y el aroma del Líbano;
8volverán a morar a su sombra,
revivirán como el trigo,
florecerán como la vid, serán famosos
como el vino del Líbano.
9Efraín, ¿qué tengo yo que ver con las imágenes?
Yo contesto y miro. Yo soy abeto frondoso:
de mí proceden tus frutos.

Epílogo

10Quien sea sabio que lo entienda,
quien sea inteligente
que lo comprenda.
Los caminos del Señor son llanos,
por ellos caminan los justos,
en ellos tropiezan los pecadores.

Explicación.

14,1 El castigo será la victoria de la muerte: no sólo sobre los soldados caídos en campaña, sino alcanzando a los comienzos de la vida: las criaturas desvalidas, los vientres embarazados (IS 13,18)

14,2-9 Con todo, la matanza no es lo último. El puesto que ocupaban 2,16-25 y 11,8-11 en sus respectivas unidades lo ocupa este final en la tercera parte y en el libro entero. Por eso no es casual que se abra con una llamada a la conversión y se cierre con la garantía de los frutos. El desarrollo es lineal: invitación a convertirse (2), discurso del reo convicto y arrepentido (3-4), perdón y curación (5), y así Efraín florece y da fruto (6-8); diálogo final (9).

         Atraviesan el texto dos elementos conductores: la raíz shwb con derivados (2a.3a.5ab.8a), y paronomasias del nombre de Efraín. Del primero resulta el siguiente sentido: la "apostasía" se tiene que transformar en "vuelta", así "se apartará" la ira del Señor, y el pueblo "volverá y habitará".

14,3 "Fruto de los labios" (con leve corrección) es la confesión del pecado (Sal 50, 14.23).

14,4 Es una abjuración: de las alianzas políticas y de la idolatría. Establece una oposición radical entre "las obras de nuestras manos" y el Dios de Israel. Las primeras, sean instituciones o imágenes idolátricas, son despiadados en exigir, impotentes en auxiliar. El Señor es salvador porque se compadece con los débiles.

14,5 Es el gozne del oráculo, que marca el cambio de dirección: la victoria del amor sobre la cólera, cerrando una serie: 3,1; 4,18; 8,9; 9,1.10.15; 10,11; 11,1.4; 12,5.

14,6-9 La coincidencia con temas y expresiones del Cantar de los cantares es llamativa: perfume, vino, azucena, ciprés (Cant 1,17), frondoso (Cant 1,16), sentarse a la sombra (2,3), rocío (5,2), florecer (6,11; 7,3).

14,9 Es dudosa la asignación de frases en este breve diálogo. La última frase la pronuncia el Señor. Gracias a él cumplirá Efraín el destino inscrito en su nombre.

14,10 Colofón probablemente añadido por el compilador del libro. Su lectura puede resultar extraña o difícil, exige un esfuerzo de comprensión y una actitud correcta. La palabra profética invita y desafía al hombre.

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