sábado, 15 de agosto de 2015

OSEAS. CAPÍTULO 5.

Sentencia sin apelación: no vale el culto (Jr 7,21-28; Am 5,18-26)

51Escuchadlo, sacerdotes; atended, israelitas;
casa real, oíd: Es contra vosotros la sentencia.
Porque fuisteis trampa en Mispá*,
red tendida sobre el Tabor,
2y fosa cavada en Siltín.
Yo los castigaré a todos.
3Yo conozco a Efraín,
Israel no me es desconocido;
si tú, Efraín, has fornicado,
Israel está contaminado.
4No los dejan sus acciones convertirse a su Dios,
porque llevan dentro un espíritu de fornicación
y no conocen al Señor.
5La arrogancia de Israel lo acusará a la cara,
Efraín tropezará en sus delitos
(también Judá tropezará con ellos).
6Con ovejas y vacas irán en busca del Señor,
sin encontrarlo, pues se ha apartado de ellos;
7engañaron al Señor y tuvieron hijos bastardos,
pues ahora un intruso les comerá las fincas.

No valen las alianzas (Is 30,1-7; 31,1-3) 

8Tocad la corneta en Gabá, la trompeta en Ramá,
lanzad el grito de guerra en Betavén:
"¡Que te persiguen, Benjamín!".
9Efraín se espantará cuando lo acusen.
Es seguro lo que proclamo
contra las tribus de Israel.
10Son los príncipes de Judá
como los que corren mojones,
sobre ellos derramaré mi cólera como agua.
11Oprime Efraín, quebranta el derecho,
está empeñado en seguir la idolatría.
12Pues yo soy polilla para Efraín,
carcoma para la casa de Judá.
13Cuando vio Efraín su enfermedad
y Judá su llaga,
fue Efraín a Asiria,
mandó recado al emperador,
pero él no puede curaros ni sanaros la llaga.
14Pues yo seré león para Efraín,
leoncillo para la casa de Judá.
Yo mismo haré presa y me iré,
la llevaré sin que nadie la salve.

Conversión auténtica (Jr 3,22-4,4)

15-Voy a volver a mi puesto,
hasta que se sientan reos
y acudan a mí, y en su aflicción
madruguen en mi busca.

Explicación.

5,1-7 El verso 4 liga este oráculo a los precedentes por el tema de la fornicación (4,12-19) y el conocimiento (4,4-10). Además, por la correlación de esos dos factores, es el núcleo del oráculo. En efecto, la fornicación-idolatría implica no reconocer al Señor como Dios celoso, que no admite rivales. La pasión fornicaria lleva a la infidelidad. Su consecuencia es doble: los hijos que nacen son bastardos (Eclo 23,22s), las cosechas las consume un advenedizo.

        Se añade un agravante: la arrogancia en el pecado (cfr. Sal 19,14 con otro término). Es el pecado a conciencia, contando quizá con un perdón fácil; ofreciendo expiaciones rituales que permitan seguir pecando impunemente (cfr. Jr 7,9-11). El resultado es una actitud compleja que impide la vuelta, la conversión sincera. * = Atalaya.

5,1a Se dirige al pueblo con sus dirigentes civiles y religiosos. La casa real había protegido el culto de Betel, a Yhwh en imagen de toro, "haciendo pecar" a Israel (1 Re 14,16 y más de veinte veces); los sacerdotes habían oficiado. Se deduce que ambos habían tolerado el culto local a Baal.

5,1b-2 No sabemos que función particular desempeñaron las tres localidades mencionadas; quizá fueran centros de culto idolátrico. El autor los describe en imagen cinegética, de trampa, red y zanja.

5,3 Efraín era una tribu importante del reino septentrional; Oseas lo toma como equivalente a Israel. El Señor lo conoce, no se desentiende, conoce su situación y conducta.

5,4 Convertirse es "volver", verbo conductor de esta parte del libro.

5,5 Ellos mismos se han puesto la trampa y se han cavado la fosa. Una glosa mete en escena a Judá.

5,6 "Alejado": el verbo hebreo es término técnico del levirato: rito por el que renuncia a tomar por esposa a la viuda de su hermano. No es seguro que suene aquí dicha connotación matrimonial.

5,7 "Intruso": dudoso.

5,8-6,6 Es muy difícil señalar los límites y entender el sentido de estos versos; las dos cosas son correlativas. Un dato indubitable es la presencia simultánea de Efraín y Judá en 12.14 y 4. También está claro el fracaso de dos intentos sucesivos de curación: acudir al emperador de Asiria (13) y acudir con presunción al Señor.

          Intento describir así el proceso dialéctico de estos versos. Después de una introducción (8-9), se presentan el pecado y castigo de Judá (10), el pecado de Efraín (11) y el castigo de ambos (12); en vista de las heridas sufridas o la enfermedad causada por Dios, ambos acuden por remedio humano al emperador de Asiria (13ab); el intento ha sido un agravante, y el auxilio fracasa, porque el asirio no puede curar y porque Dios interviene de nuevo sin admitir oposición (13c-14). Entonces el Señor se marcha y se pone a esperar que acudan a él (15); efectivamente, los dos reinos acuden ahora seguros y confiados al Señor (6,1-3). ¿Los acogerá? -No puede ser, porque la conversión es interesada y ritualista.

5,8-9 La introducción parece concentrarse primero en zona benjaminita: Gabá (¿la de Saúl?, Ramá, patria de Benjamín, Betel; después se extiende al vecino Efraín, en cuyos límites se encuentra Samaría; finalmente, a las tribus de Israel. Las órdenes se pueden entender como toque de alarma militar o como convocación a la asamblea (Nm 10; 1 Re 1,34; 2 Re 9,13; 11,14). Lo que sigue es un pleito o un juicio del Señor.

5,10 Mover linderos para ensanchar las posesiones a costa del vecino es delito: Dt 19,14; 27,17; cfr. Prov 22,28; 23,10. La forma de comparación sugiere una actividad equivalente, anexiones fraudulentas, abuso de los poderosos (cfr 1 Re 21). Sobre esas tierras robadas y sobre sus ilegítimos propietarios derramará el Señor una lluvia fatídica: su cólera. No acusa a Judá de idolatría.

5,11 El texto hebreo presenta a Efraín como víctima; cambiamos la vocalización para hacerlo sujeto activo. Su delito es doble: injusticia e idolatría (corrigiendo el complemento).

5,12 Polilla y carcoma actúan desde dentro, con lenta eficacia (cfr. Sal 39,12).

5,13 Los culpables sienten la herida sin buscar la causa; la ven como daño, no como síntoma (cfr. Sal 38,2-9).

5,14 El león asalta desde fuera y arrebata la presa (cfr. IS 5,29).

5,15 El Señor abandona la iniciativa y se pone a la espera: quizá recapaciten los israelitas. Apretados por la necesidad, abreviarán la espera y "madrugarán" para buscar al Señor (Sal 63,2): la mañana es la hora del favor divino.


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